Sin título

Obra producida por Diego Encinas
Bellas Artes UCM Aranjuez, curso 2009-10

El graffiti sobre trenes es una práctica habitual en todo el mundo. Aunque en muchas ciudades las obras se borran antes de llegar a circular, y solo son visibles en fotografías y vídeos, el fenómeno es cada año más fuerte. Se ha convertido en juego sofisticado en el que se asumen grandes riesgos legales y físicos.

Madrid es desde finales de los noventa una de las capitales más duras. En su sistema de metro, especialmente inaccesible y deseable, han surgido tácticas que sustituyen el tradicional sigilo por la intimidación, la fuerza numérica, e incluso la violencia. El resultado es un ambiente muy caldeado, en el que también los vigilantes usan a menudo la violencia.

Esta serie de fotografías, en su mayoría apropiadas de internet o de vídeo-fanzines, permiten mirar tras los bastidores del desconocido juego del graffiti sobre trenes, sus escenarios, sus situaciones y sus personajes, sobre todo los vigilantes. Las imágenes están tomadas en España, y los vigilantes que aparecen no son policías sino vigilantes privados.

El juego acaba adquiriendo un componente de enfrentamiento personal, y los escritores escriben a veces mensajes dirigidos a los vigilantes. El aspecto más sorprendente surge cuando los vigilantes usan pintura abandonada en las huidas de los escritores para responder y tachar las obras, en este caso usando el apodo “Bad”.